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Los elevados niveles de inflación globales y sobre todo la intensa respuesta monetaria de los Bancos Centrales para combatirla, están caracterizando un complicado 2022 donde las preguntas esenciales son ¿cuánto subirán los tipos los Bancos Centrales para controlar la inflación? y ¿cuál será el impacto causado por la rápida subida de tipos?.

Los mercados globales han reflejado dispares respuestas a estas preguntas a lo largo de este año:

Durante el mes de julio se produjo un respiro en los mercados con subidas generalizadas (por ejemplo +9,2% renta variable americana S&P 500 o +4,1% bonos soberanos europeos) con una rentabilidad media del +5,8% para nuestras carteras.

Sin embargo, en el mes de septiembre, la FED reiteró su férrea decisión de luchar contra la inflación subiendo tipos al 3% e indicando su intención de continuar subiendolos hasta niveles no esperados por el mercado (hasta el 4,6%), produciéndose caídas generalizadas durante el mes, inversas a las rentabilidades positivas de julio (-9,2% S&P 500, -3,8% bonos soberanos europeos y con una rentabilidad media del -5,7% para nuestras carteras).

Esta misma semana, y ya en octubre, el S&P 500 ha tenido sus 2 mejores días consecutivos desde el rally de la pandemia en el 2020 con una rentabilidad del +5,7% y con una rentabilidad media del +2,2% para nuestras carteras, evidenciando la impredictibilidad de los mercados actuales.

En momentos de incertidumbre como el actual, las noticias negativas se multiplican, con un “bombardeo” constante por parte de los medios que poco a poco va minando nuestra objetividad, y sesgando nuestra percepción del presente que termina nublando nuestra visión del futuro. También, psicológicamente tendemos a magnificar cada momento de estrés en el mercado como “el peor vivido hasta la fecha” ya que así lo sentimos en ese momento puntual, dejando a un lado la perspectiva histórica de los últimos 100 años.

Veamos 3 ejemplos recientes de gran estrés de mercado vividos en los últimos 50 años:

  • Invertir en el año 1974, periodo que se caracterizó por el colapso del sistema implementado en Bretton Woods, el escándalo Nixon y la crisis del petróleo, hubiera supuesto soportar una caída en el S&P 500 de -38%, para luego beneficiarse del bull market posterior de un +408% hasta 1987.
  • Invertir en el año 2002, periodo caracterizado por la crisis del dotcom y escándalos como Enron, hubiera supuesto aceptar caídas en el S&P 500 de -34%, para luego beneficiarse de un +84% hasta 2007.
  • Invertir en la crisis financiera 2008 donde se temía por la supervivencia del sistema financiero global en su conjunto ejemplificada con la quiebra de Lehman Brothers, hubiera supuesto aceptar caídas en el S&P 500 de -54%, para luego beneficiarse del bull market posterior del +373% hasta la crisis sanitaria del COVID en 2019.

¿Es acaso el 2022 peor que 1974 o 2002 o 2008? y aunque lo fuese, ¿creemos que esta vez no existirá recuperación posterior?

La incertidumbre no siempre es fácil de tolerar y resulta molesta emocionalmente, pero en estos momentos es importante recordar que cuando invertimos intercambiamos la seguridad del efectivo por volatilidad, siendo esta condición necesaria para producir rentabilidades en el medio/largo plazo que nos permitan hacer crecer nuestro patrimonio y aumentar nuestro nivel adquisitivo a lo largo del tiempo.

Aceptar que nuestra inversión baje en momentos de estrés es necesario para beneficiarnos de futuras subidas.

Esta es una ley inmutable de los mercados financieros y cabe siempre tenerla muy presente a la hora de invertir.

Toda evidencia empírica nos muestra como la clave para obtener la rentabilidad esperada en el largo plazo es mantener una inversión diversificada y eficiente en costes durante el mayor tiempo posible ya que, cuanto mayor sea el periodo de inversión, mayor es la probabilidad de obtener una rentabilidad más elevada.

De hecho, estadísticamente, la búsqueda de momentos idóneos de entrada en el mercado, o de venta en anticipación a posibles caídas, reducen considerablemente la rentabilidad del inversor, ya que la recuperación del mercado tiende a producirse con anterioridad al cambio de sentimiento perceptible por el inversor, que termina perdiéndose una parte importante de la recuperación.

Desconocemos cuándo se recuperarán los mercados y qué mercados serán los más rentables, pero lo que sí sabemos es que con una elevada diversificación global la recuperación será más rápida, alcanzando nuevos máximos a los que previamente se han obtenido.

Ante esta situación se pueden aprovechar los roboadvisors (gestores automatizados de inversión en fondos de inversión) pudiéndote beneficiar de las promociones existentes de nuestra comparativa, donde tras registrarte podrás hacer el test de idoneidad para ubicarte en un perfil inversor y tras ello, realizar aportaciones únicas o periódicas.

 

Advertencia de riesgo:

Recuerda que:

1.- Los roboadvisors son plataformas automatizadas de inversión en fondos de inversión.

2.- Los productos financieros spot (al contado) o  derivados (apalancados) son muy diversos.  Si además están apalancados, la complejidad y el riesgo se multiplican. Requieren de vigilancia continua. Puedes perder todo su dinero. Especialmente, operar con con criptoativos, Forex (mercado de divisas) o CFDs (contratos por diferencia) con margen conlleva un alto nivel de riesgo y puede no ser adecuado para todos los inversores. La CNMV considera que no es adecuado para inversores minoristas debido a su complejidad y riesgo. Existe la posibilidad de sufrir una pérdida igual o superior a la inversión. Por lo tanto, no debes invertir o arriesgar dinero que no puedas permitirte perder. Debes asegurarte de que comprendes todos los riesgos. Antes de usar sus servicios, sé consciente e infórmate de los riesgos asociados al trading. Te recomendamos que busque asesoramiento financiero independiente.

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